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Una opción de máximo compromiso con uno mismo, personalizar tu cuerpo, el tatuaje más que como una seña de identidad grupal, como símbolo de libertad personal. De tamaño mini o super, en zonas ocultas o a la vista de todo el mundo, con colores o sólo en tonos negros y grises… está claro que cada tatuaje es único. Como quienes deciden hacérselos.
Hacerse un tatuaje es una opción muy personal, aunque lo cierto es que en los últimos tiempos, son cada vez más los amigos y conocidos que me hablan y enseñan sus “pinturas de guerra”. ¿No te sucede algo parecido?.
Este ha sido el punto de partida que me ha llevado a indagar en sus motivaciones, intentar descifrar su simbología o repasar su historia. Realmente es un universo que abarca infinitos matices. Muy lejos queda mi idea inicial, cuando un tatuaje era sinónimo de algo superficial, una moda que no entendía. Puede que mis descubrimientos te sirvan de ayuda para ver lo que hay detrás de esta opción tan personal. Si te estás planteando hacerte uno, ¡no dejes de leernos!
De aborígenes a rockeros, piratas o modelos de pasarela… el tatuaje les une
La apreciación sobre el mundo de los tatuajes ha cambiado de manera muy importante en los últimos tiempos. Hasta hace una década, se identificaban con actividades profesionales determinadas o situaciones personales que no se reconocían dentro del sentir general de la sociedad. También ha habido una revolución en la forma de hacerlos y en la tecnología que se utiliza. En los diseños se ha desarrollado un componente artístico que logra revalorizar la actividad y el resultado de los trabajos.
Además la aparición de la moda en los medios de masas, a través de programas y concursos americanos, ha logrado un cambio en la percepción del gran público hacia el tatuaje. Futbolistas, cantantes, ¡hasta políticos! Parecería que no eres nadie si no llevas algo impreso en tu piel. Todo esto sólo ha despertado cierta intriga e incluso respeto por el simbolismo que implica este acto ancestral.
El hecho es que esta práctica de tintarse la piel con las más variadas imágenes acompaña a la Humanidad desde siempre y en cualquier punto del planeta. Modificarse el cuerpo, de forma temporal o permanente, era ya costumbre entre aztecas, tribus africanas o europeas de la Prehistoria. Y lo sigue siendo entre los aborígenes de Nueva Zelanda o Polinesia. Es evidente que tiene que haber una poderosa razón que explique el porqué de esta continuidad en el tiempo.
Según los historiadores, las primeras coloraciones del cuerpo podían ser una forma de protección contra picaduras de insectos o frente al sol. Pero, tardó poco en convertirse en el elemento ornamental por excelencia, además de una seña de pertenencia a una familia o tribu. Por no olvidar, los tatuajes de guerreros y cazadores celebrando sus hazañas.
Aunque, no nos engañemos, tatuarse no es para todo el mundo tan trascendente. A nosotras nos interesa ese grupo de inquietos, rebeldes o independientes que utilizan el tatuaje como una declaración de principios, como una señal de su libertad individual. Los que difícilmente se van a arrepentir de su decisión porque la tomaron con argumentos.
Personaliza tu piel. La piel vista como una obra de arte
Tomemos como punto de partida unas palabras del escritor y filósofo francés Paul Valéry, que nos vienen perfectas para nuestro enfoque sobre los tatuajes: “Lo más profundo es la piel”. Con esta idea, es fácil entender que la decisión de dejar una huella permanente de tinta en la piel se considere para muchos como una expresión de arte. No tanto por la forma y calidad concreta que adopte, sino por la voluntad individual de inmortalizar un detalle determinado.
Ante todo, el tatuaje debe entenderse como un acto muy personal y voluntario. No podemos olvidarnos de terribles malos usos. Entre los más destacados, los números imborrables con los que se marcaba a los presos en los campos de concentración nazis. Los tatuajes forzosos de las cárceles rusas. Prácticas que están en la oposición del planteamiento de los verdaderos impulsores de este movimiento. Porque, un tatuaje debe integrarse en la historia personal de su portador de manera positiva. Un factor que se suma a otras marcas en nuestro cuerpo, como lunares o cicatrices, con la diferencia de que en este caso es producto de una elección libre.
Reincidiendo en esa idea de libertad de arte, el tatuaje tiene algo especial que le diferencia de un lienzo o escultura. Al hacerse sobre un soporte vivo, va evolucionando con el paso del tiempo. Se expande, se arruga, se difuminan colores… es una indiscutible transcripción de nuestra vida.
Una seña de identidad, un acto de libertad
Al final, son los tatuajes individuales los llaman nuestra atención. Vistos uno a uno. Esos que han dejado de ser solo cosa de los adolescentes rebeldes, porque cada vez son más las personas “maduritas” que se los hacen. Sin llegar al caso extremo de Mimi Rosenthal que se hizo su primer tatuaje ¡a los 99 años!, todo hay que decirlo.
El interés despertado por esta práctica es tal que hay sesudos investigadores que están publicando trabajos sobre el tema. Una de las interpretaciones que más nos gusta es la que describe el tatuaje como una “construcción de lo individual”. Sin ser redundante, una personalización de ti mismo. Un relato que siempre tiene detrás una historia personal. Que remite no solo al momento concreto en el que la persona toma la decisión. Resume de alguna forma todas sus vivencias hasta ese momento. No podemos olvidar tampoco a quienes lo usan como una fuerza para impulsar los cambios que quieren dar a sus vidas.
Visiones y conceptos diferentes de belleza
Es, por resumir, una forma de evidenciar las diferencias entre sujetos, la personalización llevada al propio cuerpo. Para los no-tatuados puede ser difícil comprender estas motivaciones. Sin embargo, al menos deberíamos quedarnos con esta idea de respeto hacia visiones y conceptos diferentes de la belleza y del propio cuerpo.
Yo no he vuelto a mirar un tatuaje de la misma forma que lo hacía antes. Ahora, me gusta dejar que quien lo lleva me hable de su significado, me explique por qué ese dibujo y no otro, por qué ha elegido hacerlo en este momento. Estoy aprendiendo mucho acerca de personas muy cercanas a mí. Sorprendiéndome incluso con facetas e inquietudes que hasta hoy no sabía que tenían.
Así que, para finalizar, te dejo un par de frases interesantes que se han escrito acerca de los tatuajes. Pueden inspirarte cómo a mí para abrir tu mente:
“Enséñame a alguien con un tatuaje y yo te enseñaré a alguien con un pasado interesante”. Por Jack London (12/1/1876 – 22/11/1916), escritor y periodista norteamericano.
“La universalidad de los tatuajes es un tema curioso para la especulación.” James Cook, navegante y cartógrafo británico, en 1779.